Este fuego de humedades,
este cielo de color
añil soltero;
este mar de soledades
abrigándose al calor
del sol de enero.
Este príncipe sin trono,
esta nube de castillos
en el aire;
este corazón de plomo,
esta carne de membrillo
del culpable.
Esta fuente del pecado,
este rito bacanal
de mi locura;
este potro mal domado,
esta fruta visceral
que no madura.
Este, mi soñar despierto
en el fondo de una cueva
ya adormece;
esta arena del desierto
brillará con luna nueva
si amanece.
David Vela.
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